sábado, 12 de noviembre de 2011

Fotografías

Fotografía... no hace tantos años, en comparación con la historia de la humanidad, que disponemos de la maravillosa capacidad de capturar un momento de nuestra vida en una imagen estática. A pesar de la capacidad actual que tenemos para las fotografías, recordad que eso no hace tanto tiempo que es así. Si os dais cuenta, solo hace poco mas de diez años, para tener fotos en el PC era necesario escanearlas desde un dispositivo a tal efecto. Anteriormente, tenías que vigilar mucho que foto echabas y como, para asegurarte que salía bien y no tirabas una foto del revelado. Tenías una capacidad limitada de 32 fotos (algunas más con suerte dependiendo del carrete) y como te saliera movida o mal enfocada, habías perdido una posible foto a hacer.

Y diréis... ¿porque este pesado nos habla ahora de esto? Es muy sencillo en realidad. El otro día me hallaba revisando cajones en casa cuando encontré muchas fotos antiguas. De mucho antes de que naciera yo o incluso mis padres. Fotos en blanco y negro. Mucha gente arreglada posando sin saber muy bien que cara escoger para inmortalizarse de por vida, para que futuras generaciones que seguramente ni la reconocerán, puedan admirar lo mejor de ellos. Pensadlo así, con lo que costaba antiguamente poder hacer una foto, es lógico que todo el mundo siempre saliera super arreglado y fuera la "versión barata" de tener un retrato en casa, en lugar de pedir a un pintor que haga un retrato que te obligará a estar más del minuto que tardas en hacer la foto (de hecho, muchísimos minutos).

Pararos a pensar, por un momento, si la gente de aquella época nos viera como tratamos hoy en día las imagenes, yo creo que alucinarían. Algo que para esa gente era especial, ahora es usado como quien usa un chicle. Hago mil fotos y me quedo cinco. Por si acaso, tiro 3 veces esta foto y me quedo con la mejor (algo que al final no se hace, porque revisar mil fotos es una pesadilla. Y la otra sorpresa de esa gente, es que esas imagenes con una mega resolución se almacenan en un pequeño trozo de plástico (a ojos vista), comparado con toda la parafernalia anterior eso parece obra del diablo (o un milagro).

Todo esto me llevo a pensar en la valoración que hoy hacemos de la fotografía. Seamos sinceros, no le damos importancia. Hoy en día podemos hacer fotos en cualquier momento del día y en cualquier hora. Cámaras de fotos con tarjetas de memoria de 8 GBs, que dan para muchísimas fotos a una buena resolución; teléfonos móviles que, si bien no dan tanta calidad como una cámara, para fotos de momentos puntuales dan un gran resultado. Hacemos fotos por doquier. Antes, hacíamos fotos de muy pocas cosas. Sólo de las más importantes. Fijaos el daño que ha hecho una cámara de fotos a un cani. Y no, al mismo cani no le hace daño porque está a salvo del daño mental, pues carece de mente para recibirlo.

Tenemos que darnos cuenta de la gran virtud que tenemos a nuestro alcance. Es un regalo poder inmortalizar cada momento de nuestra vida. Disfrutadlo. Aprovechadlo. Pero no dejéis que eclipse el momento, pues si nos obsesionamos con inmortalizarlo todo... podemos acabar por no disfrutar aquello que queremos inmortalizar.

Xar, fotografilósofo.

1 comentario:

Alberto dijo...

Yo soy de los que ser revisan las 1000 fotos para descartar las que no valen xD.
Tienes razón con lo de no obsesionarse inmortalizando el momento o no lo disfrutas. A mi a veces me pasa y me tengo que controlar.