domingo, 11 de septiembre de 2011

Últimamente, me ha dado por revisar las estadísticas del blog. Como era de esperar, son todo estadísticas muy flojas. Solo me lee la gente cercana a mí y por compromiso para que les deje en paz y no les acose más con la sardina mutante. Pero revisando los accesos al blog, cual es mi sorpresa cuando veo que me ha visitado gente de China y México.

Eso ha despertado mi curiosidad. ¿Quién era la mente depravada de esos lugares que se había atrevido a entrar en mi blog? Rápidamente revisé las conexiones y eran en búsquedas de google, principalmente de google imagenes. Bien, eso me ha hecho pensar en realizar un experimento. Una vez por semana, crearemos un post con imagenes de algun producto conocido y que haga que los frikis busquen desconsoladamente por internet imagenes o información de aquello que tanto buscan. Veamos como suben así las visitas a las páginas.

Agarraros a las bragas porque empezaremos a pensar posts bizarros. Se aceptan sugerencias.

Aquí ahora voy a poner el primer experimento. Por favor, intentad salvar la poca cordura que os queda, pues os presento a Hatsune Miku, del proyecto japonés de vocaloid, altramente conocida como la Destructora de Cerebros.


Experimento empezado!!! :D

viernes, 9 de septiembre de 2011

La boda de un gran amigo - segunda parte

A duras penas consigo quitarme las lagañas vacacioneras de mi mente, pero tengo un deber. Como todos sabéis, dejé a medias de contaros una bonita historia. Una historia donde dos personas se prometieron en bilingüe y con subtítulos amor eterno.

Después de bajar por las escaleras endiabladas, las bridesmaid con la ayuda de los groomsmen, y después del brindis obligado pero deseado de todos los allí presentes, se empezaron a unir a la comitiva el resto de invitados. Fue entonces cuando nos percatamos de la disposición de mesas con una barra de bebidas en la zona del césped, en la entrada.

Todos los españoles, defendiendo los tópicos como debe ser, nos tiramos en trompa a la zona de bebidas. Las cervezas, a pesar de ser San Miguel, fueron disminuyendo en número hasta que se descubrió que había una pobre (remarco el adjetivo) camarera se dedicaba a hacer mojitos. Ni popeye podía igualar el brazo de esta pobre persona, ya que el populacho acabó enseguida con el hielo picado y se tuvo que empezar a picar hielo normal destinado a los cubatas. Todo para probar el delicioso mojito. Me hallaba yo enfrascado dando trabajo a mi hígado cuando una vibración en mi bolsillo me despertó de mi árdua tarea alcohólica.

El deber me llamaba. Todos los groomsmen y bridesmaid estaba haciendose las fotos de rigor y hasta entonces, nadie se había acordado de mi presencia, en favor (o en contra, según se mire) de mi hígado. Una vez allí, los cámaras (oficiales y no oficiales) se divirtieron haciéndonos hacer el gilipollas. No, en este caso no estoy exagerado. Creo que hay más fotos chorras que fotos serias. Que a los españoles nos da bastante igual, estamos acostumbrados a hacer estupideces una detrás de otra, pero los americanos se miraban como si estuvieran en una aldea de bárbaros. Pobrecitos. No sabían todavía lo que les esperaba.

Una vez finalizada la sesión fotográfica, los groomsmen y bridesmaid pudieron por fin dedicarse a otras tareas importantes como emborracharse. Un buen rato de alcoholismo grato rodeado de gente conocida y desconocida. Momentos de risa, promesas vacías de verse más, y estupideces varias acompañaron la velada hasta que por fin se hizo el grito de reclamo para dirigirnos al gran comedor.

Y allí estaba la distribución de mesas. Mi mesa era un pupurrí de gente. Seguramente, no puedo hablar por todos al no conocerlos más profundamente, pero toda la escoria que los novios no supieron donde poner estaba ahí metida. Pero lo más curioso no fue la gentuza que se juntó en esa mesa, que la había, sino por donde fue ubicada la mesa. Justo enfrente de la mesa principal.

Recordando otro caso parecido en una boda bastante reciente a la que asistí (todavía no había pasado ni un año), rememoré un maravilloso discurso: "Escuchadme todos bien. Estamos en la mesa más centrada. Enfrente de los novios. Los novios nos han encomendado una misión al colocarnos aquí. Nos está pidiendo que animemos la fiesta. Tenemos que ser el nexo de unión entre la zona extrangera y la autóctona. Tenemos que levantar gritos de la gente. Tenemos una sagrada misión.".

Casi a grito espartano, comenzamos a animar el cotarro. A gritos de "Viva panamá" (estabamos entre la zona española y la zona americana), la gente ya se empezó a dar cuenta que esa mesa no era una mesa normal. En aquel entonces, nos percatamos que las mesas americanas empezaban a repicar las copas. Todos los españoles pensamos en un discurso de alguien o algo así. Nada más lejos de la realidad: ese símbolo, en tierras lejanas, implica que los novios se deben besar.

Nuestra mesa no podía dejar que las cosas fueran más finas. Se pidió más vino y entonces empezaron los gritos de "Vivan los novios" y "Vivan los padres de los novios" con sus correspondientes que se besen. Entonces un mazazo de realidad nos afecto. Los padres de la novia están separados (iban con sus respectivas parejas en la mesa presidencial) pero aparte, no entendían ni papa de nuestros sutíles mensajes. La mesa central estuvo elucubrando un sistema para que éstos entendieran hasta que por una vez creímos que el sector americano nos dió un empujón, pues empezar a pedir que se besaran de su forma peculiar. Inventandose cánticos (que incluso rimaban y tenían ritmo) pidiendo a los novios que se besaran, nos alentó a nuestra mesa, para sacar nuestro inglés de pueblo y gritar "And the parents!". Esta vez captaron el mensaje, y se besaron ambas parejas.

Con la felicidad del deber hecho, seguimos con nuestros cánticos normales. Hasta que un pobre chaval americano, todavía en tempranica edad y con aparatos (en la dentadura, malpensados) creyó que debía mostrarnos de lo que era capaz y se marcó un rap (que no entendí por estar en inglés y haber un cojón de ruido, que uno entiende el inglés pero en según que circunstancias se hace complicado). Nos sentimos vilmente atacados, así que un miembro valeroso y temerario de nuestra mesa tuvo una idea...:

- "¡Camarero!"

El resto de mesas nacionales y los que habían asistido a los sanfermines captó el mensaje:

-"¡¿Qué?!"

- "¡Camarero!"
-"¡¿Qué?!"
-"¡¡CA-MA-RE-RO!!"
-"¡¡¿QUÉ?!!"
-"¡Una de pipas pal pajaro!"
-"¿Una de pipas pal pajaro?"
-"Piiiiiipas pal pajaro *melodía de scapman*"

A partir de aquí, fueron cantadas todas las canciones de san fermín recordadas por el público. En este momento, los americanos se rindieron a la evidencia. Habian sido derrotados y no volvieron a recuperarse. Se dejaron llevar por el barbarismo y el jolglorio. Y no era para menos.

Al acabarse la cena vegetariana (que no vegana, pues había pescado), los novios empezaron a repartir los detalles. Abrí mi paquete con cuidado y cual fue mi alegría al descubrir una botellita de licor de hierbas. Mi imperiosa necesidad de alcoholizarme hizo que lo probara, pero no finiquitara, pues era un regalo. Exquisito placer que tuvieron mis papilas gustativas.

Aprovecho el tema del detalle para recordar algo que me olvidé en el anterior post y es que los novios tuvieron el detallazo de regalarnos a los 3 groomsmen que eramos amigos de él tres botellas de pacharán Zoco. Gracias gran amigo, por pensar en nosotros. Me encuentro tremendamente emocionado.


En este momento, fue cuando supe por primera vez del tío del sombrero. Yo, como estuve de sesión fotográfica no me enteré de que sucedió con este hombre o que comentarios suscitó. Emplazo a quien si estuviera presente a que me relate tales eventos aunque sea a través de un comentario en el blog. Así de paso aprovecháis y escribís.

A partir de aquí, empezaron otros tipos de eventos más festivos y que procederé a relatar en la tercera y última parte.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Seres del inframundo (I)

La rutina, después de las vacaciones, reaparece como unas arenas movedizas. Poco a poco se apodera de tu cuerpo, provocando angustia al principio y resignación al final, cayendo en las fauces de la desidia.

Para romper un poco esta tendencia, todos tenemos alguna afición o hobby. Como os habréis podido imaginar, el mio (uno de ellos) son los videojuegos. Entre ellos, los juegos donde las sangres y las visceras las regalan por overstock. Estos juegos, la gran ventaja que tienen, es que hoy en día se aprovechan de la Red de redes y tienen modos online, siendo algunos exclusivamente online.

Esta pequeña introducción nos lleva al título de este capítulo, seres del inframundo. He querido remarcar como primera parte, porque los seres del inframundo están por todo el mundo, repartidos por todas las aficiones. Algunos los llaman lamers, otros imbéciles, pero creo que seres es lo más cercano a un ente viviente y al que se le supone algo de capacidad cognitiva sin presumir inteligencia.

El caso que nos atañe, me vino dado ayer que volví a disfrutar de una maravillosa partida de Gears Of War 2 con mis amigos (se perfectamente que no tengo amigos, pero almenos dejad que este blog me engañe a mi mismo). Uno de los cinco integrantes del equipo para la horda que ibamos a gozar no era capaz de conectar con el resto del equipo. Los demás tuvimos que esperar un rato a ver si iba porque, una vez empezada la partida, no se puede acoplar nadie. Este sistema te garantiza que nadie estropee tu partida privada cuando quedas con amiguetes, pero molesto para casos como el de ahora o cuando la gente sufre del famoso mal de internet: las desconexiones.

Pero ese no es el peor de los casos. Todos los jugones que nos gusta el juego online hemos sufrido al Impaciente. Ese ser que entra en el lobby de tu partida, ve que no hay ni cristo, y en lugar de tener la paciencia de quedarse para engrandecer tu partida, se larga buscando otra que ya esté cerquita de completar el grupo. En un juego como el Gears, lo que provoca esta gentuza, es que las partidas no se completen casi nunca, ya que empezarlas con, por ejemplo, 8 jugadores en vez de 10 hace que la partida todo el rato sea de 8 jugadores, ya que no se pueden conectar luego. Aparte, y aquí viene lo interesante, si de esos 8 cae o se marcha otro (los Impacientes también pueden ser gente que no soporta que lo machaquen), ya desiguala la partida, provocando una caída exponencial de personas en la partida.

Esto destruye partidas. Estarte 15 o más minutos esperando a crear una y que la gente se comporte de esta manera, hace que te plantees seriamente jugar online. Si por lo menos el juego permitiera conectarte a partidas empezadas o empezar partidas con menos gente para que luego se acoplen a media, haría que el mal generado por los Impacientes fuera menor (aunque odioso igual). Pero en juegos como Gears 2 (afortunadamente no es el caso mayoritario y según dicen han tomado nota para el gears 3) hace que gente que no se comporta adecuadamente en el juego abandonando prematuramente o entrando y saliendo de salas de esperas se acentúe y provoque te acabes marchándote a otros juegos a pesar de que te encante jugar a ese juego.

En definitiva, el primer post dedicado a gilipollas (iba a escribir subnormales, pero los subnormales de verdad no tienen culpa de que exista este tipo de personaje) se lo llevan los Impacientes.

Por hoy ya me despido. Hasta la próxima en que nos meteremos con algún otro ser del inframundo. Sintonizad las antenas.