viernes, 8 de junio de 2012

Estrella blanca

Hace algo más de trece años, hubo alguien que entró en mi vida, y casi sin esperarlo. Trece vueltas al Sol que han pasado en un parpadeo descuidado de días, trece viajes por las estaciones en los cuales, afortunadamente, no caminamos solos. Y en ese maravilloso otoño, cuando faltaba poco para que empezara el invierno, apareciste en nuestra casa.

Desde el primer día, tu mirada fue dulce y viva. No sabría decir que característica resaltar una por encima de la otra, pues no dudabas ocultar ninguna ni por un instante. Tus travesuras que tantos enfados nos pudieron producir, ahora las recordamos con añoranza y cariño, y con pequeñas perlas saladas dejamos que inunden nuestro dolorido corazón.

Tu blanco pelaje, solo manchado por un picaresco y caprichoso negro, siempre llamó la atención de todos. Todo el mundo que te ha conocido, no pudo hacer otra cosa que caer en tu embrujo que durante todo este tiempo no nos ha importado que nos lanzaras. Lo necesitábamos. Más de lo que nos imaginábamos antes de que una pequeña bolita blanca se ocultara detrás de un abrigo, un frío diciembre del siglo pasado.

Ahora ya, tu preciosa y oscura mirada ha perdido la chispa. Tu precioso pelo, antaño elogiado por su belleza, va perdiendo su tacto suave y sedoso. Vemos como poco a poco nos dices que tu tiempo con nosotros se agota, que tienes que hacer las maletas y emprender un viaje en el que nosotros, a pesar de nuestros sentimientos, no podemos ayudarte a hacer. Por supuesto, allí estaremos pensando en ti en cada momento, en cada pequeño suceso de nuestra vida.

Nunca pensé que consiguieras llegar tan hondo dentro de mi corazón. Nunca creí que se pudiera llegar a amar tanto. Tu me demostraste que me equivocaba. Me demostraste que el amor incondicional existe y que somos los demás los que nos empeñamos en complicarlo. Es muy sencillo, en realidad. Más de lo que la sociedad nos quiere hacer creer. Y esa lección puedo decir que he aprendido de ti.

Ahora espero que seas una estrella más, la más Blanca de todas, en honor a tu aspecto estando con nosotros. Y que desde allí, ahora seas tu la que vele por nosotros. La que guíe nuestros días y noches en este purgatorio al que llamamos Tierra. Espero que desde donde sea que reposes, tu blanca luz nos caliente el corazón, que tantas duras pruebas tiene que pasar.

Y ya poco más puedo decir. Sobran palabras, o soy muy parco con ellas para expresar todo lo que siento. Solo se que te voy a echar mucho de menos. Te hemos querido mucho y te seguiremos queriendo. Gracias por estos trece maravillosos años a tu lado. Espero y deseo que exista un más allá donde nos volveremos a encontrar. Sé que nos esperarás.

Buen viaje, Queen.